Alec Soth (1969)
La
poética del habitar, entonces, es la poética de aquellas cosas de la vida que
pueden informar a una expresión literaria que obre como conjuro.
Es
imperioso salir en busca de un arte poético que se aplique a dar cuenta de la
vida corriente como objeto de atención, tratamiento y referencia. La poesía de
la vida no es tanto una hacedera del fenómeno poético en sí, sino apenas un
registro prolijo y atento, sensible y perspicaz, fértil y fructuoso de un objeto
portador de verdad y belleza intrínsecas.
El arte
poético del habitar es oficio ancilar y manifestación vehemente de los
estremecimientos gozosos y cordiales de la propia vida. Así, la poética tiene
su propia voz y también su peculiar forma de escritura, así como exige un modo
señalado de recepción.

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