Emily Schiffer
(1980)
La
presencia humana hinca en el lugar una marca de existencia.
De un
modo tan frágil como poderoso, tan sutil como contundente, tan leve como
radical, el cuerpo vivo constituye un aquí. Hacemos sombra y reflejo.
Perturbamos la atmósfera tranquila del sitio. Estremecemos el lugar.
Inquietamos las circunstancias. Por interposición del cuerpo, tenemos lugar del
que un aquí es el origen en el espacio y el tiempo. Tal la marca indeleble de
existencia en el lugar.

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