Prácticas del horizonte: declinaciones


Annemarieke van Drimmelen (1978)

Una vez que se habita el horizonte, la asimetría coronal del cuerpo articula dos semiplanos.
Ya hemos visto la porción delantera del horizonte, aquella propia de los advenimientos. Ahora es momento de dar cuenta de la recíproca, esto es, de la región hacia donde se dirigen las improntas de la declinación. Allí es donde se hunde la vida vivida, dirección hacia la cual nos volvemos no sin dificultad, región de la memoria y el olvido. El trastero de la existencia, digamos.
Por lo general nos contentamos con lanzar lo vivido por encima del hombro, sin mirar atrás. No sea que el Miedo nos reclame. Hacia atrás va lo que nos acechará el sueño y las nostalgias de lo perdido y las marcas en la faz que nos devuelven los espejos.

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