¿Con
qué factores volvemos legítima una conquista cabal de un lugar?
"Sólo por la filosofía puede experimentar la inteligencia cómo sus pasiones llegan a conceptos". Peter Sloterdijk, 1998
Páginas
- Página Principal
- Pasos dirigidos hacia una estética propia de la ar...
- Estructura fundamental del lugar
- Introducción discutida a la estética
- 3. Los bares
- 2. Los restaurantes
- 1. Los cafés
- Lugares de trabajo
- Poética de los umbrales
- Laberintos del agua y de los cuerpos
- Las prácticas sociales del habitar
- La ética arquitectónica y el derecho a habitar
- Sobre el oxímoron en arquitectura y la morada popu...
- Por qué una teoría del habitar
- Precisiones sobre el pensar arquitectónico
- Teoría del Habitar Una agenda
- El derecho a habitar
- Una pintura del paisaje doméstico
- Poética de la habitación
- La segregación socioterritorial urbana
- Bibliografía actualizada
- Agenda urbana para la Teoría del Habitar
- Papeles sueltos sobre las azoteas
- Disposiciones de las cosas
- La Teoría del Habitar y la sombra del antropocentrismo
- Publicaciones del autor
Artículo recomendado
Puede resultar provechoso el siguiente artículo:
http://elpais.com/elpais/2017/04/20/seres_urbanos/1492690632_307604.html
http://elpais.com/elpais/2017/04/20/seres_urbanos/1492690632_307604.html
Honduras
Vilhelm Hammershøi (1864–1916) Las
cuatro cámaras (1914)
¿Llegaremos
a lo más profundo de un interior si no es mediante posesión legítima y morosa?
Colpoprácticas radicales
En
qué medida podremos adentrarnos en un
lugar y qué esfuerzo nos insumirá la faena es cuestión que merece cierta
atención.
No se
trata del mero acceder a un interior: la prospección recién comienza con la
simple trasposición del umbral. Por otra parte, la marcha seguramente se
detendrá mucho antes que lleguemos a entrever el recóndito hueso de lo íntimo.
Cuando esto suceda, será cuestión de miradas y manos que apartan, que excavan,
que descorren velos, que hurgan hacia el fondo de los cajones.
Pero
puede sospecharse que los interiores tienen aún una región aún más entrañable y
que se sustrae a las más sofisticadas colpoprácticas: la hondura del alma de quien habita a justo título ese
interior.
Historia de dos ciudades
Vista de Río de Janeiro con la favela Dona Marta en primer plano
¿Hasta
dónde podemos llamar a esta coexistencia no pacífica bajo el nombre común de
ciudad y no un agregado de mosaicos sociourbanos?
Mosaicos sociourbanos
Nuestro
desenvolvimiento socioeconómico tiene una expresión territorial urbana denotada
en la segregación socioeconómica que resulta en mosaicos sociourbanos
yuxtapuestos.
Mientras
que las ciudades tradicionales se desarrollaban morosamente y en forma continua
en torno a un centro, los agregados urbanos contemporáneos se expanden con
rapidez y en forma desarticulada, explayándose por el territorio de modo
discontinuo. Al tradicional ensamblado de lugares de producción, de servicios y
de residencia lo sucede una dispersión de manchas territoriales segregadas: se
desarrollan grandes establecimientos productivos por una parte, independientes
de las concentradas áreas de servicio y estas desentendidas de amplios enclaves
de naturaleza puramente residencial.
Así
la dinámica urbana interactúa a su modo con el desenvolvimiento de la economía
capitalista donde cada uno va a parar a sitio que pueda pagar, avecinándose con
sus iguales y separándose temeroso de los “otros”. Así nos va.
El lugar del poeta
Escritorio del poeta Pablo Neruda en su casa de Valparaíso, llamada La Sebastiana
…
ya no pensemos más: ésta es la casa:
ya todo lo que falta será azul,
lo que ya necesita es florecer.
Y eso es trabajo de la primavera.
Pablo
Neruda, 1959
Casa del aire
Yo construí la casa.
La hice primero de aire.
Luego subí en el aire la
bandera
y la dejé colgada
del firmamento, de la estrella,
de
la claridad y de la oscuridad.
…
Pablo
Neruda, La Sebastiana,
La hice primero de aire,
dice el poeta y lo dice con razón clarividente: las casas son lugares
respirables, tenues, henchidos de deseo.
Como
lugares respirables no sólo alcanzan a volver la vida meramente posible,
constituyen el medio que vuelve posible la cadencia de la voz del poeta. Las
poesías concurren a la vibración virtuosa de la atmósfera.
Invocar
el aire es convocar el hálito que inspira, es alcanzar la ingravidez de la
ensoñación, es elevarse para reinventar voluptuosamente el mundo.
Eso que se deja ver
Frontispicio del Ensayo sobre la
arquitectura (1753) de Marc-Antoine Laugier (1713- 1769)
Existen
momentos históricos apropiados para condensar el conocimiento de una cuestión
entre las tapas de un tratado. Quizá sea el momento de un tratado de la teoría
del habitar, por más que, a primera vista parezca prematuro.
Sobre la pertinencia de un tratado
En nuestro siglo, el núcleo del
saber humano ha explosionado, disgregándose en mil pedazos. También la
arquitectura ha experimentado esa fragmentación y hoy vive con una mezcla de
estupor y resignación la imposibilidad de un “tratado” que recomponga, de un
modo armonioso, los fragmentos de ese saber disperso.
(Martí
Arís, 1993)
Sobre
la posibilidad de elaborar un tratado de teoría del habitar
Por
cierto, el saber arquitectónico constituye un saber disperso.
Algo
distinto sucede con la Teoría del Habitar: lo poco que se sabe aparece
concentrado en optimistas expresiones de deseo. Desde este punto de vista, la
pretensión de elaborar un tratado de la cuestión puede parecer algo prematura.
Sin
embargo, también es cierto que existe un
preciso momento en que el saber se coagula —por decirlo así— en una forma tal
que volvería pertinente la pretensión de redactar un tratado, para prevenirse
de la inevitable dispersión que sucederá a la maduración de la cuestión.
El
momento histórico puede ser el
actual.
La vida, una arquitectura profunda
Josef Anton Trčka (1893- 1940) Hilde Holger (1926)
Las
dimensiones y proporciones de los elementos arquitectónicos no sólo se deben a
la aplicación de los cánones de la tratadística, sino que también deben
responder al empuje de la vida que albergan.
No una sino dos arquitecturas
Uno
podría considerar, con provecho, apreciar en todo lugar habitado la emergencia
no de una arquitectura, sino de dos.
Una
arquitectura es la que estamos acostumbrados a considerar, a percibir y a
comprender: la arquitectura aparente, material y formalizada en forma dura. En
otras palabras, la arquitectura propia del edificio.
La
otra arquitectura es profunda, humana y fluida tal como lo impone la vida.
Tiene una contraforma, esto es, la
forma de la vida humana que en el seno de la forma construida encuentra amparo
y referencia. En cierto sentido, es una coreografía en interacción
significativa con el escenario construido.
Esta
última arquitectura es la que demanda más atención: allí radican las fuerzas
que pugnan por hacer de la arquitectura una realidad viva.
Un paso más
Thomas Cole (1801- 1848) El
peregrino al fin de su día (1847)
Hemos
emprendido una larga marcha y eso que sabemos cómo se termina. No obstante, no
dejamos de marchar.
Habitar la marcha
Desde
que conseguimos erguirnos sobre nuestros pies y avanzar, no dejamos de marchar.
Vivimos en marcha.
Generalmente
se asocia el habitar con las imágenes del sedentarismo, esto es, en los
instantes de parada entre marcha y marcha. Pero, de un modo fundamental,
también habitamos marchando. Supone ejercer la dimensión primera de nuestro
habitar. A la pura condición animal de semoviente, los mortales le confieren
significados de progreso, de desarrollo, de consecución de metas siempre
intermedias, hasta la extenuación de la muerte.
Hay
todas unas actividades ordenadas según la dimensión de la marcha —marchar, detenerse, avanzar,
retroceder, entrar, salir…— que deben ser estudiadas en sus connotaciones
existenciales.
Los sueños. Modos de dirigirlos
Anónimo. Portada del libro Los
sueños de Hervey de Saint-Denys (1867)
Por
ahora, se trata de soñar e intentar cultivar el sueño lúcido, materia ilustrada
por este libro, del que apenas hemos salvado la portada. Soñar, en todo caso,
en que otro mundo es posible.
Atisbar algo de verdad
Lo real no es nunca “lo que
podríamos pensar” sino lo que hubiéramos debido pensar. El pensamiento empírico
es claro después, cuando el aparato de las razones ya está a punto. Volviendo
sobre un pasado de errores, encontramos la verdad en un verdadero arrepentirse
intelectual.
Gaston
Bachelard, 1971
En el
presente estadio de la cuestión que nos ocupa, es necesario forjar el necesario
aparato de razones del que habla
Bachelard.
En
otras palabras, es oportunidad para el desarrollo teórico que dé forma al
objeto a investigar, a los métodos de asedio, a los criterios y valores. Lo que podríamos pensar es aquello que
nos oculta las causas de nuestros problemas e inconsecuencias actuales. Las
prácticas profesionales de la arquitectura no responden debidamente a las
acuciantes demandas sociales de un hábitat adecuado, justo y decoroso. Es
porque lo que podríamos pensar es, en gran medida una ideología que enmascara
las razones de nuestros problemas.
Por
ahora, la cuota de pertinente arrepentimiento intelectual radica en no haber
examinado con atención la constitución humana en los lugares que habita. Por algo
se empieza.
Sujetos de derechos
Victor Kuzmich Teterin (1922- 1991) Trabajadores
viales (1958)
Ya es
tiempo que aquellos que se esfuerzan en la construcción del hábitat sepan de su
derecho a habitarlo en forma adecuada, digna y decorosa.
Demanda social por el hábitat
El
activismo social ha recorrido un largo camino desde que se ha lanzado a la
calle a reclamar, a justo título, vivienda digna y popular.
Ciertamente,
hay mucho todavía por hacer, aún si nos circunscribimos, de modo muy estricto a
la reivindicación de la vivienda. Sin embargo, los sectores más lúcidos han
descubierto, por una parte, que una residencia es algo más que un satisfactor
específico de una demanda igualmente específica y por otra, que es la ciudad un
territorio igualmente reivindicable a título más que legítimo.
Pero
lo que no ha hecho carne claramente en la conciencia social, es que existe una
reivindicación más amplia y profunda, que comprende al propio hábitat adecuado, digno y decoroso para
todos.
Cuestiones de apertura (56)
¿Es
pertinente una operación de extrañamiento (Entfremdung)
que arroje nueva luz sobre el papel de los componentes arquitectónicos
corrientes?
Esa luz que torna viva a la arquitectura
Carl Holsøe (1863- 1935) Un iluminado interior (s/d)
La
arquitectura recibe con beneplácito el beneficio revelador de la luz.
Elogio de la luz
En
una civilización que suele equiparar la revelación de lo real con el
esclarecimiento, la luz es una aliada principal de la arquitectura.
Parece
que lo que sabemos es, en gran parte, lo que nos consta mediante clarividencia:
la luz nos desoculta el ser de las cosas en su manifestación no sólo al sentido
de la vista, sino, a través de ella, al entendimiento. Para el arquitecto, gran
parte de su logro en su labor radica en poner a la luz a revelar, en su justa
medida, las figuras y formas recortadas tanto en el espacio así como con el
auxilio de la sombras.
Cuando
el espacio-tiempo transformado conmueve con su magia, es porque se aprovecha de
la luz sabiamente graduada.
La espera
Carl Holsøe (1863- 1935) Espera en
la ventana (s/d)
No se
trata sólo de padecerla; se la puede henchir de reflexión. Entonces, deja de
ser una simple y pura espera.
Habitar el tedio
En la
vida contemporánea suele ser penoso esperar y experimentar el tedio.
·Quizá porque el tiempo se
comprime en estadios frenéticos y se rarifica en las esperas.
·
Quizá porque son los
acontecimientos los que se discontinúan y entonces se alternan eventos y
ocasiones muertas.
·
Quizá porque sea la vida la que
no tolera ya que no se la colmate de sucesos.
Pero a
lo mejor sea en la espera en donde podamos disponernos a considerar las cosas
de otra forma.
¿Cuál de los elementos?
Jean Béraud (1849- 1935) Un día
ventoso en el Pont des Arts (1881)
¿Cuál
de los cuatro elementos es el propio del habitar? ¿El aire que se deja ocupar,
respirar y que agita a los paseantes? ¿El agua que corre y separa la ciudad y
que justifica el puente? ¿La tierra por la que transitan intensamente las
personas? ¿El fuego, que aguarda el regreso de los ateridos?
Plumas ajenas: Gaston Bachelard
Creemos que es posible fijar, en el reino de la
imaginación, una ley de los cuatro elementos que clasifique las diversas imaginaciones
materiales según se vinculen al fuego, al aire, al agua o a la tierra.
Gaston
Bachelard, 1942
Residencia popular
Haeferl (s/d) Franz Domes- Hof
El
habitar popular no tiene por qué resignarse ni a la menesterosidad material ni
al empobrecimiento simbólico. Tenemos derecho a decorosos lugares para vivir.
Sobre el decoro
El decoro exige que un edificio
no tenga ni más ni menos magnificencia que la que conviene a su destino.
Marc-Antoine
Laugier, 1755
Dice
el Diccionario de la Real Academia que el decoro, entre otros significados, es
el: “Nivel mínimo de calidad de vida para que la dignidad de alguien no sufra
menoscabo”.
En la
acepción arquitectónica del término, el decoro es “Parte de la arquitectura que enseña a dar a los edificios el aspecto y
propiedad que les corresponde según sus destinos respectivos”.
La
demanda social de lugares decorosos para
vivir —no se trata, por cierto, sólo
de viviendas— es una demanda de adecuada formalización, digna significación y
aspecto apropiado que deben tener estos.
El
decoro es lo que suele faltar en aquellas arquitecturas pobres para pobres, que
al material abaratamiento agregan el estigma de su condición despojada.
Cuestiones de apertura (55)
¿Se
justifica la esperanza en que la Teoría del Habitar sea un núcleo
epistemológico importante en Teoría de la Arquitectura?
El núcleo recóndito de la libertad
Jean Jacques Lequeu (1757- 1826) Es gratuito (1799)
Es
aquello que haremos bien en investigar, sabiendo desde el principio que radica
allá en lo oscuro de la mente, allí en donde sólo el análisis profundo puede
acceder
Precisiones éticas (III)
Por
fin, la última cuestión de las planteadas por nuestra autora reza: “¿cuál sería
el ideal de felicidad, el ideal de una imaginación bombardeada por todo género
de propaganda?” (Cortina, 1986: 139).
Podría
reponerse que, más allá de los depósitos dejados en la imaginación por la
propaganda, siempre radicará, en lo hondo de la conciencia del sujeto un
recurso propio y legítimo al que podrá interrogar. Todo parece indicar que el
ideal de felicidad sólo es accesible a través de un análisis ético profundo y
comprometido, mediante una trabajosa prospección que desoculte la semilla
recóndita del deseo.
Panorama sombrío del futuro
Fair&Balanced
(s/d) La Défense, Paris (2006)
El
hombre parece haber dejado de ser la medida de todas las cosas. En realidad,
cosas como las ilustradas se miden con dinero. Así de opulenta y pobre, a la
vez, es nuestra civilización.
Precisiones éticas (II)
La segunda cuestión de nuestra
filósofa ética es: “¿cuáles serían las virtudes envidiadas por una sociedad
consumista, estratégica y corporatista?” (Cortina, 1986: 139).
Yanis Varoufakis, ex ministro
de finanzas griego, anuncia por su parte que “es necesaria una genuina y bulliciosa democracia. Que sin ella,
nuestro futuro económico será sombrío, nuestras sociedades, despreciables, y
nuestras innovaciones tecnológicas, un despilfarro” (Varoufakis, 2016)
Nuestro habitar debe consumar
experiencias, en vez de consumirlas.
Nuestras ciudades deben ser la
expresión de sociedades justas e inclusivas, antes que competitivas y
excluyentes.
Nuestra arquitectura debe poner
a la vida de las personas como su única y excluyente finalidad y no a la
innovación consumidora de diseño.
Arquitectura de buenos vecinos
François Stroobant (1819- 1919) Vista
de Brujas (1880)
Quién
pudiera aprender la lección de la arquitectura de los buenos vecinos, en vez de
embobarse con el narcisismo contemporáneo.
Precisiones éticas (I)
Adela
Cortina de formula tres cuestiones de índole ética de singular interés.
La
primera pregunta es: “¿qué podría significar el término «excelencias» en una
sociedad inmisericorde y competitiva?” (Cortina, 1986: 139).
Hay
que reconocer que gran parte de las “excelencias” arquitectónicas de la
actualidad son expresión contundente del doble carácter inmisericorde y
competitivo de nuestro estado histórico. Así nos están quedando las ciudades:
invadidas por objetos singulares que se desentienden del contexto y de la
historia urbana. La excelencia arquitectónica puede buscarse, por el contrario,
en los tonos acogedores de la arquitectura corriente de las ciudades históricas
y aprender la lección.
Antes
que sea demasiado tarde y la brutal yuxtaposición de “excelencias” nos destruya
toda posibilidad de contemplar y vivir la ciudad como una entidad unitaria.
Rituales de paso
Giacomo Brogi (1822- 1881) Florencia:
Arco triunfal de 1745 (1870)
El
héroe debe atravesar solemnemente el arco para consagrar su condición de tal
Arcos de triunfo
Antaño
a los triunfantes en las guerras se les reconocía, a veces, el estatuto de
héroes.
La
manera de ungirles con la gloria era dedicarles un arco triunfal para que, al
celebrar el ritual del atravesamiento del umbral, los transformara de simples
mortales en figuras históricas, a veces suspendidos entre la tierra y el cielo.
¿Por
qué arcos de triunfo?
Quiero
creer que es porque un arco es, a su modo, el triunfo airoso de la voluntad por
sobre la tenaz fuerza de gravedad.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)