La segunda cuestión de nuestra
filósofa ética es: “¿cuáles serían las virtudes envidiadas por una sociedad
consumista, estratégica y corporatista?” (Cortina, 1986: 139).
Yanis Varoufakis, ex ministro
de finanzas griego, anuncia por su parte que “es necesaria una genuina y bulliciosa democracia. Que sin ella,
nuestro futuro económico será sombrío, nuestras sociedades, despreciables, y
nuestras innovaciones tecnológicas, un despilfarro” (Varoufakis, 2016)
Nuestro habitar debe consumar
experiencias, en vez de consumirlas.
Nuestras ciudades deben ser la
expresión de sociedades justas e inclusivas, antes que competitivas y
excluyentes.
Nuestra arquitectura debe poner
a la vida de las personas como su única y excluyente finalidad y no a la
innovación consumidora de diseño.
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