Nuestro
desenvolvimiento socioeconómico tiene una expresión territorial urbana denotada
en la segregación socioeconómica que resulta en mosaicos sociourbanos
yuxtapuestos.
Mientras
que las ciudades tradicionales se desarrollaban morosamente y en forma continua
en torno a un centro, los agregados urbanos contemporáneos se expanden con
rapidez y en forma desarticulada, explayándose por el territorio de modo
discontinuo. Al tradicional ensamblado de lugares de producción, de servicios y
de residencia lo sucede una dispersión de manchas territoriales segregadas: se
desarrollan grandes establecimientos productivos por una parte, independientes
de las concentradas áreas de servicio y estas desentendidas de amplios enclaves
de naturaleza puramente residencial.
Así
la dinámica urbana interactúa a su modo con el desenvolvimiento de la economía
capitalista donde cada uno va a parar a sitio que pueda pagar, avecinándose con
sus iguales y separándose temeroso de los “otros”. Así nos va.
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