Adela
Cortina de formula tres cuestiones de índole ética de singular interés.
La
primera pregunta es: “¿qué podría significar el término «excelencias» en una
sociedad inmisericorde y competitiva?” (Cortina, 1986: 139).
Hay
que reconocer que gran parte de las “excelencias” arquitectónicas de la
actualidad son expresión contundente del doble carácter inmisericorde y
competitivo de nuestro estado histórico. Así nos están quedando las ciudades:
invadidas por objetos singulares que se desentienden del contexto y de la
historia urbana. La excelencia arquitectónica puede buscarse, por el contrario,
en los tonos acogedores de la arquitectura corriente de las ciudades históricas
y aprender la lección.
Antes
que sea demasiado tarde y la brutal yuxtaposición de “excelencias” nos destruya
toda posibilidad de contemplar y vivir la ciudad como una entidad unitaria.
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