El decoro exige que un edificio
no tenga ni más ni menos magnificencia que la que conviene a su destino.
Marc-Antoine
Laugier, 1755
Dice
el Diccionario de la Real Academia que el decoro, entre otros significados, es
el: “Nivel mínimo de calidad de vida para que la dignidad de alguien no sufra
menoscabo”.
En la
acepción arquitectónica del término, el decoro es “Parte de la arquitectura que enseña a dar a los edificios el aspecto y
propiedad que les corresponde según sus destinos respectivos”.
La
demanda social de lugares decorosos para
vivir —no se trata, por cierto, sólo
de viviendas— es una demanda de adecuada formalización, digna significación y
aspecto apropiado que deben tener estos.
El
decoro es lo que suele faltar en aquellas arquitecturas pobres para pobres, que
al material abaratamiento agregan el estigma de su condición despojada.
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