Casa del aire

Yo construí la casa.

La hice primero de aire.
Luego subí en el aire la bandera
y la dejé colgada
del firmamento, de la estrella, de
la claridad y de la oscuridad.
Pablo Neruda, La Sebastiana,

La hice primero de aire, dice el poeta y lo dice con razón clarividente: las casas son lugares respirables, tenues, henchidos de deseo.
Como lugares respirables no sólo alcanzan a volver la vida meramente posible, constituyen el medio que vuelve posible la cadencia de la voz del poeta. Las poesías concurren a la vibración virtuosa de la atmósfera.

Invocar el aire es convocar el hálito que inspira, es alcanzar la ingravidez de la ensoñación, es elevarse para reinventar voluptuosamente el mundo.

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