Conjunto
habitacional de interés social en San Pablo, Brasil
Es
enternecedor lo que hace nuestra sociedad con la habitación popular.
Lo
primero que hay que asegurarse es que se dé con pobres. Como hay pobres, hay
políticas sociales de vivienda. Como hay políticas sociales de vivienda,
entonces hay viviendas de interés social. Como existen, en principio como
concepto, viviendas de interés social, debe asegurarse que tales viviendas
resulten baratas.
Para
que tales viviendas resulten baratas, deben localizarse en terrenos baratos,
esto es, en solares alejados o directamente de borde empobrecido, allí donde se
adquiere suelo rural a precios de suelo urbano incipiente.
Para
que tales viviendas resulten baratas, deben ser de dimensiones ajustadas, lo
que quiere decir mínimas. El precio de las construcciones es proporcional a la
cantidad de metros cuadrados construidos, de donde menos metros cuadrados resultan
menos onerosos.
Para
que tales viviendas resulten baratas, debe suprimirse todo aquello que no sea
estrictamente necesario. Esto conduce a procesos constructivos sencillos,
repetitivos y rentabilizados en todos y cada uno de sus aspectos. El decoro no
es necesario, lo que es necesario es el ajuste adecuado a unos parámetros de
calidad mínima aceptable.
Para
que tales viviendas resulten baratas, deben agruparse en conjuntos
habitacionales. Los conjuntos habitacionales son mucho más baratos que los distritos
urbanos, dado que el costo del suelo allí es muy superior al de un conjunto
habitacional. Luego, un conjunto habitacional es una versión abaratada de un
vecindario. Cuanto más extenso es un conjunto habitacional es más rentable,
desde el punto de vista de su promoción y construcción, dado que prolifera en
unidades comercializables abaratadas en un conjunto abaratado.
Las
viviendas de interés social resultan de empobrecimientos materiales y
simbólicos. A la calidad material reducida a mínimos se le agrega el carácter
estigmatizante del empobrecimiento simbólico.
Al
tiempo de habitar estos productos abaratados y estigmatizantes, los habitantes
comprueban cuán dura es la vida. A veces estallan en eventos antisociales
diversos y los medios masivos de comunicación comentan los fenómenos de
inseguridad que atemorizan a la audiencia. ¿Quién arrojó la primera piedra?
¿Quién fue el primero que introdujo su mano en el bolsillo ajeno?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario