Hay quienes piensan que los bancos de las ciudades
son responsables de una parte importante de la identidad del espacio público,
afirmando que suponen una oportunidad para ofrecer un servicio realizando, a la
vez, una aportación a la construcción de la imagen de la ciudad. Y por esta
razón, son objeto de intensos debates estilísticos acerca de diseños clásicos o
modernos, sobre los materiales más adecuados, y también respecto a su ubicación
o número de unidades, entre otros aspectos. Hay quienes defienden que los
bancos deben ser como esculturas urbanas que despliegan formas, a veces
sorprendentes, y que eventualmente pueden servir de asiento. En esta línea, hay
bancos icónicos e, incluso, hay bancos que, más allá de su propia imagen, se
convierten en miradores desde los que apreciar vistas privilegiadas de la
ciudad.
Blasco
et.al., 2016
Léase
con provecho el artículo completo en
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