Gerhard
Richter (1923- ) Ema (1966)
La
modelo desciende hacia nosotros desplegando todo su encanto que proviene, con
ella, de una sagrada altitud. Nos concede sus encantos, a punto de llegar a
nuestro humilde y mundano rellano, pero aún tan elevada que su pubis (Venusberg) resulte virtuosa y precisamente
ubicado en el centro geométrico del cuadro, de la composición y de la mirada.
Está
especialmente lograda la tensión por la conservación del equilibrio y en
ensimismamiento resultante. También cuando oímos los prodigios vocales de una
cantante lírica nos suspendemos de un equilibrio inestable semejante.
Pero
es algo más que una módica muestra de ejercicio cotidiano: viene hacia
nosotros, no cesa de venir y de interpelarnos silenciosamente.
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