Vilhelm
Hammershøi (1864–1916) Interior con
espejo (1907)
Frente al diseño de una
vivienda un arquitecto debe dudar y reconstruir desde esa duda la noción misma
de vivienda, la lógica de su disposición física, de sus efectos simbólicos, de
las tecnologías que la concretan y de los principios de su relación con el
medio. No importa si el resultado final es original o no, si ese proceso de
reconstitución se refleja ostensiblemente en la obra, lo que importa es que la
obra será auténtica no por original o novedosa sino por originada desde sus
fundamentos.
Roberto
Doberti
En
este breve párrafo, Roberto Doberti logra sintetizar los principales rasgos de lo que podría
constituir un diseño crítico de la morada del hombre.
Quizá
todo provenga de un inicial estado de duda (metódica y cartesiana, cómo no) o
de extrañamiento. Sólo cuando contemplemos una escena cotidiana, común y
corriente, en donde habitan las personas y perdamos la equívoca transparencia
de lo presuntamente obvio, empezaremos a
percibir.
En
efecto, hay en un virtuoso dudar un recurso crucial para preguntarse qué es lo
que sabemos del habitar del hombre, esto que llevamos a cabo distraída y casi
mecánicamente. Dudamos, entonces de nuestro afectado y falaz seudoconocimiento
para prepararnos a ver la cuestión con la mirada despejada. Y esta mirada
despejada es, en principio, una perplejidad, un extrañamiento metódico: cómo es que llegamos a este punto, qué es lo
que deberá ser pensado desde un nuevo principio, hacia dónde nos llevará una
renovada reflexión sobre aquellas materias de las más cotidianas de la vida.
Con
ello, hemos empezado a movernos en una nueva dirección.
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