Thomas
Rowlandson (1756- 1827) El gourmand
(s/f)
Las
emociones de adhesión y aversión presentan un aspecto primitivo y quizá
crucial.
Están
vinculadas a los juicios de gusto, juicios sintéticos y a priori que se
confunden con apreciaciones de tipo estético, siempre y cuando no se elabore
rigurosamente una adecuada teoría estética. Cuando damos rienda suelta a
nuestros prejuicios —cómodas hamacas en donde dejamos dormir nuestro verdadero
juicio crítico— entonces afloran, desatadas las entusiastas adhesiones, así
como las revulsiones de la aversión.
Si se
trata de juzgar apenas un bocado, puede entenderse. Pero no es aconsejable
juzgar así otras manifestaciones del arte y del obrar humano.
Hay
conciertos que demandan un esfuerzo por escuchar con atención y sensibilidad,
que no se rinden ante una primera audición- Hay cuadros que demoran en
volcarnos sus elementos de genuino interés. Hay libros que merecen una lectura
particularmente detenida. Y se podría seguir.
Pero
quizá la arquitectura, obra de arte frecuentada persistentemente, demande con
creces un juicio crítico mucho más allá
de la mera adhesión o rechazo.
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