Félix
Vallotton (1865 –1925) Mujer con polvera (s/f)
Puede
considerarse, luego de asumir el principio de autenticidad, un segundo
principio ético que informa a una ética del decoro, el principio de la identidad.
Se
trata de establecer preceptivamente la legitimidad fundamental que las personas
poseen para proyectar su identidad en las cosas del vivir que tienen a justo
título como propias. Este principio de identidad puede confundirse con el
anterior pero es pertinente señalar una sustancial diferencia: la autenticidad
se funda en una relación sujeto/objeto recíproca, mientras que la identidad
proviene de una proyección del ser de las personas sobre los objetos. Dicho de
otra manera, hay autenticidad en la relación entre la condición humana social y
cultural de los habitantes y las arquitecturas que habitan, de forma condigna,
mientras que hay identidad en tanto se verifica la proyección clara y
contundente de la personalidad en las cosas que implementa habitándolas.
El
decoro, según esta instancia, proviene de un imperativo de la personalidad que
se vuelca a su manifestación en el entorno por proyección identificante.
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