¿Qué pasaría...? (I)


Alexander Deineka (1899- 1969) Mikhailovskoye en el parque (1946)

¿Qué pasaría si empezáramos a creer en serio que la buena vida es algo accesible, cotidiano y omnipresente?
Creer en serio que la buena vida es algo accesible permitiría movilizarse a las fuerzas sociales.
La distancia espacio-temporal y mítica que nos indica la propaganda hegemónica hace que la buena vida sea concebida sólo como algo muy lejano que sólo a unos privilegiados incumbe. Gentes que gana más que nosotros y que dispone de mejores herramientas culturales para disfrutar de eso escaso que es el estado de las condiciones que permiten vivir bien. Gentes especiales que nutren la prensa del corazón y que acceden a consumos sofisticados y regímenes de existencia feliz y despreocupada por las constricciones económicas. Por ello, para la inmensa mayoría de la humanidad, la buena vida queda tan lejos que no vale mucho la pena hacer otra cosa que soñar con ella.
Pero si supiéramos que la vida buena la tenemos casi al alcance de la mano, ¿no nos moveríamos con ahínco hacia esa dirección?

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