Alexander
Deineka (1899- 1969) Padre e hijo en el
parque (s/f)
¿Qué pasaría si empezáramos a creer en serio que
la buena vida es algo accesible, cotidiano y omnipresente?
Si
empezáramos a creer en serio que la buena vida es algo omnipresente, se
enriquecería la misma vida cotidiana.
El
desasosiego contemporáneo proviene, en efecto, del distanciamiento ideológico
de aquello que tenemos por buena vida con respecto a las alegrías esenciales
que se prodigan a nuestro alrededor. Huimos así de la misma calma satisfactoria
que tenemos falazmente por lejana. No quiere decir esto que nos conformemos con lo que hay, sino que sepamos
apreciar con la intensidad debida las bondades y bellezas que están
efectivamente a la mano.
La
buena vida que merece ser vivida debe, en todo caso, ser omnipresente en sus
aspectos y ampliamente difundida en el cuerpo social.
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