Claude Monet
(1840-1926) Mujer con sombrilla
(1875)
Una
arquitectura al servicio de la condición humana está íntimamente comprometida
con el confort no banalizado, con un legítimo fruir de la vida.
Esto
del confort no banalizado debe
aclararse. No se trata del mero acomodo de las cosas del vivir al habitar
muelle, relajado y conformista. Se trata de otra cosa mucho más interesante. Se
trata de un ajuste sano, digno y decoroso de la arquitectura siempre y cuando
esté efectiva e intensamente vivida.
El
confort no banalizado no se desentiende ni de las variables físico ambientales
particulares de cada circunstancia, ni de la peculiar contextura de actitudes y
disposiciones del cuerpo que habita.
El
confort no banalizado brinda las condiciones adecuadas de un lugar que no se
resigna a albergar la vida humana, sino que promueve formas excelsas de ella.
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