La enfilade nace como una sucesión abismal de
habitaciones cuyas puertas permanecen alineadas. El sistema de comunicación de
la enfilade triunfa durante el barroco y tiene origen como término en el mundo
militar. La enfilade es la organización de un collar de espacios y pasos que
homenajea a la perspectiva y al punto de vista: es decir, construye un infinito
de interiores. Depende de lo que se coloque al fondo – sea una ventana, un
cuadro o un dormitorio – que el efecto dramático cambie el carácter completo a
una obra. Los ingredientes fundamentales de esta forma de comunicación son, por
tanto, un ojo, una infinitud de puertas y claroscuros y un final prometido
aunque puede que inaccesible.
Santiago
de Molina, 2016
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