Cuando
el cuerpo puede descansar con seguridad y comodidad, la conciencia puede tomar
de éste una cierta distancia.
Así,
un lugar habitable, de un modo muy básico es un lugar en donde la conciencia
puede desentenderse por unas horas de la vigilancia atenta del cuerpo y, sobre
todo, el lugar en donde cuerpo y conciencia pueden volver a reunirse con
placidez. Para ello, el sitio debe ofrecer garantías de seguridad y un confort
fundamental en donde el cuerpo distribuye su peso sobre la mayor superficie
posible y de la forma más pareja posible.
En
los hoteles actuales, la calidad del sueño es el primordial aspecto del servicio.
Adecuada insonorización, adecuado confort higrotérmico y lechos firmes y
mullidos son claves.
Pero
también hay que considerar cómo lucen las cosas en el crucial momento de
despertarse.
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