Adentrarse
en un interior no es tan simple como meramente irrumpir.
Adentrarse
implica medir el interior no sólo con los pasos, sino que también es necesario
separar los brazos, frotar morosamente la burbuja pericorporal con cada uno de
los pormenores de la cavidad. Eso lleva tiempo y eso que se suele llamar
habituación. Las colpoprácticas son maniobras sucesivas, son aprendizajes
lentos, son acumulaciones de sensaciones diversas.
La
plena conquista de un interior se consigue acaso con el adecuado y pleno
alojamiento del ámbito íntimo en él. Y no sólo irrumpir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario