Para
algunos, la dimensión arquitectónica por excelencia es la del diseño. Arquitectura es proyecto me ha espetado
alguno, ante la sospecha que me animara a murmurar que la arquitectura fuese otra cosa. Por los tiempos de Vitruvio
el quid estaba en la construcción, en el resultado palpable y contundente.
Pero, pese a quien le pese, hay otra
dimensión, intrínsecamente arquitectónica y por ello, necesaria: la
hermenéutica de la condición de habitar
Esto
quiere decir, sencillamente, que nos debe animar una atención intensa, una
escucha humilde, una disposición simpática con las más profundas pulsiones de
los seres humanos emplazados en los lugares. Y luego, proyectar y construir en
consecuencia.
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