Abandonarse
al sueño es tarea delicada.
Antes
que las comodidades de un lecho suave, debe asegurarse el cobijo de la
confianza. A las condiciones físicas adecuadas les acompañan de cerca
sentimientos de seguridad y reserva. Por ello, el lugar del sueño tiene
carácter sagrado, tanto como es habitual.
Quizá
sea oportuno poner en peculiar valor esos sitios que acarician el cuerpo en
forma tan recurrente como callada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario