Francesco
Guardi (1712- 1793) Claustro en Venecia
(s/f)
En
principio, todo es cerrarse, en latín claudere,
de ahí que encerrarse se diga también enclaustrarse.
Por
imperio de la geometría sencilla, un patio se desarrolla por lo general según
una planta cuadrada, rodeada por una galería que se abre con arcos o pórticos y
distribuye en su contorno a todas las diversas estancias.
De
esta manera, todo claustro es un mundo dentro del Mundo, encerrado sobre sí y
prometiendo una suerte de autosuficiencia más retórica que real, pero
convincente.
Componente
no menor de todo claustro es el cielo
propio del que dispone. Así, en vez de ventanas a la ciudad, hay un gran
vano al cielo y a sus signos. La concentración recogida lo agradece y parece
privilegiar las relaciones entre los habitantes y su cielo.
Esta
concentración es funcional al designio monástico y resulta también apta para
hospitales, escuelas, cuarteles y cárceles. De allí que un claustro sea una
fértil idea arquitectónica, capaz de constituir ya un tipo, ya un paradigma, ya
un patrón complejo.
No se
trata de una idea sencilla. Se trata de una idea fundamental para la
arquitectura, más allá de estilos, culturas y tectónicas: siempre se
ensimismarán allí sus habitantes, su patio y su cielo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario