Paul Hoecker
(1854- 1910) Sala verde (1900)
Antes
de la difusión de la iluminación artificial y de los amplios ventanales la luz
se deslizaba furtiva en los interiores. No es que dominara la oscuridad, sino
que imperaba la magia de las luces discretas. Los interiores se revelaban poco
a poco, alternando la oscuridad de ciertos rincones, la penumbra, las medias
luces y los resplandores. La luz revelaba entonces la rica textura de los
interiores.
En la
actualidad suele dominar una iluminación homogénea, que priva de matices a la
percepción. En nuestros interiores hay quizá un exceso de radiación que angosta
las sombras, mitiga las penumbras y reduce los medios tonos.
Quizá
las nuevas solicitaciones del ahorro energético y un nuevo buen sentido
aconsejen manejar con destreza todas las exquisitas modulaciones de la luz
cautelosa.
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