Las nueve condiciones propuestas por Ernst May a la vivienda mínima (I)


1.       El orden de las habitaciones se distribuye de manera que las tareas domésticas sean posible con un mínimo de esfuerzo. Circulaciones innecesarias se evitan y las partes más importantes de las viviendas están tan equipadas como sea posible.

Fue así que desaparecieron los vestíbulos, las antecámaras, los espacios umbrales.
Los estrechos pasillos se vuelven singulares dispositivos articuladores, a la vez que se minimizan sus dimensiones. El imperativo de que las partes más importantes de las viviendas estén tan equipadas como sea posible lleva al estrechamiento de los ámbitos en torno a las cosas de vivir. Todo esto en pos del estrechamiento abaratador: las tareas domésticas no resultan más aliviadas con la falta de espacio, por cierto.

Los arquitectos adoptamos con torvo convencimiento la consigna de racionalizar y minimizar. Por otra parte, la legislación y la reglamentación en referencia a las viviendas populares o de interés social transforman los mínimos en normas.

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