La
ciudad contemporánea se explaya sobre el territorio circundante, pero de un
modo discontinuo.
En
efecto, así como las arquitecturas ocultan vergonzantes sus lugares olvidados
tanto por los arquitectos como por los habitantes, la ciudad va dejando, en su
expansión, no-lugares con vocación de olvido, de soslayo, de ignorancia. Estos
no-lugares vacantes de uso legitimado se abren a la oportunidad de la economía
informal, soterrada y marginal.
Cuidado
con las ciudades que se van desentendiendo de tales lugares de olvido: en algún
momento llegarán funestas noticias de su poblamiento.
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