Claustro del
Monasterio de los Jerónimos, Lisboa
Porque se me extasia a mente às
vezes,
E vaga e vaga, alígera e
perdida,
José
Joaquim Junqueira Freire, 1867
Piedra
sobre piedra, un mundo se involucra y
se encierra sobre sí mismo: ocurre un claustro.
Han
querido los religiosos apartarse de la vida social para concentrarse en aquello
que tienen por importante. También han hecho así los pedagogos y los médicos
hospitalarios. Enclaustrarse no es
una pérdida para quien tiene algo valioso que cultivar en su propio y reservado
interior.
Han
querido todos reservarse una porción propia y particular de cielo, un horizonte
a la mano, un orden de vida y rutinas a la medida.
Nos enseñan
a habitar. Pero no somos alumnos peculiarmente aprovechados. De todas las maravillas
de un claustro, apenas si somos capaces de entrever algo, difícil de explicar,
pero singularmente valioso para la arquitectura y la vida.
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