Assilah,
Marruecos
Nuestro gran error es intentar
obtener de cada uno en particular las virtudes que no tiene, y desdeñar el
cultivo de las que posee.
Marguerite
Yourcenar
La
profesión arquitectónica suele infligir
proyectos y construcciones al lugar. Pero es posible pensar en una alternativa
de acción y procedimiento: cultivar el lugar.
Consistiría
en interrogar el sitio acerca de su
vocación específica para engendrar un lugar habitable. Cierto es que los sitios
no hablan, pero es posible que porten signos que hay que interpretar.
También
es posible prospectar la fertilidad
relativa del sitio. ¿Qué usos, qué implementaciones, qué modos de habitar
resultarán viables y deseables?
En
todo caso, parece factible dejar ser las cosas del habitar según el talante de
aquello que los antiguos romanos denominaban genius loci.
Ya no
se trata de ritos propiciatorios, sino de un necesario saber en dónde será más
apropiado dejar ser la arquitectura del lugar. Habrá que armarse con
observación menuda, mañas y paciencia de cultivadores.
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