Zilda (s/d) Giuseppe & Pasquale (s/f)
Hay que reconocer que una cosa es el problema de
la vivienda y otra el problema de la buena vivienda. Para lo primer basta un
alojamiento decente como el que la arquitectura racionalista ha permitido construir.
Lo segundo implica no solo estándares adecuados, en dimensiones y
equipamientos, sino también condiciones ambientales, accesibilidad al trabajo,
vecindario agradable, equipamientos colectivos utilizables. Algo mucho más
complejo y delicado que construir polígonos de viviendas para las clases
populares, y que pone en cuestión una parte de la práctica inmobiliaria y
urbanística.
(Horacio
Capel, 2003)
La
nota del acápite merece en primer lugar un reconocimiento por su acertada
orientación y un ajuste crítico y respetuoso de ciertos significativos
detalles.
Hay que reconocer que una cosa
es el problema de la vivienda y otra el problema de la buena vivienda.
Lo que es más adecuado considerar es que una cosa es el “problema de la
vivienda” y otra cosa es el problema de
los lugares para vivir. En efecto, eso que es mucho más complejo y delicado que construir viviendas es
desarrollar la ciudad generando lugares para vivir.
No
es del todo exacto que el problema de la vivienda sea resuelto por la
arquitectura racionalista. En realidad, esta arquitectura ofrece una pseudo
solución a un problema insuficientemente caracterizado. Y una pseudo solución
es, en sí misma, una fuente de problemas que hay que afrontar.
Si
es cierto que la práctica inmobiliaria y urbanística está puesta en cuestión,
pero también es cierto que falta aún bastante para considerar una revisión a
fondo.
El
problema empieza a caracterizarse mejor como el problema del desarrollo integral del hábitat.
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