Antonio Simth
(1832- 1877) Crepúsculo marino (s/f)
Hemos
visto antes que el cuerpo mide de forma no mecanicista el lugar que habita;
también tenemos que reconocer que, con su estructura ordena el lugar.
Conquistada
la bipedestación y liberadas las manos del compromiso locomotor, el cuerpo
humano se desarrolla según una estructura que, a la vez que mide de modo
complejo, también impone su morfología profunda al sitio ocupado. De este modo,
el lugar habitado prolifera de cosas a la
mano que se disponen jerárquicamente según el ordenamiento que resulta de
la habitación.
Cielo,
horizonte y tierra cobran orden y sentido. Las cosas que pueblan esta
estructura fundamental se disponen en consonancia con las proyecciones
inmanentes del cuerpo.
La expresión
de Protágoras que afirma, El hombre es la
medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son, de las que no son
en cuanto que no son, denota con claridad, pero de modo apenas emergente,
una verdad profunda apenas erosionada por el abuso de la citación apresurada.
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