Felix Valloton
(1865- 1925) Mujer desnuda ante una
salamandra (1900)
Hemos
visto que la casa puede concebirse, como es usual, como una esfera
acondicionada y también puede ser pensada como un nodo de un laberinto de
caminos.
En el
interior de la casa existe un foco en donde resplandece el fuego. No por nada hogar es utilizado como sinónimo de casa. En el interior de la casa también
hay un laberinto de sendas que confluyen en el lugar sagrado de la llama.
No se
trata sólo de geografías, sino, ante todo y además de historias. ¿Cuánto de la propia condición humana lo debemos a la
proximidad con el fuego? Más allá de la pura supervivencia, alrededor de su
calor hemos aprendido a imaginar, pensar y conversar. Por eso el fuego que custodiaba
Hestia constituía tanto el amparo de la armonía doméstica como el garante de la
paz social.
Los
lugares que habitamos tienen una dimensión trascendente según se acerquen o
distancien de ese lugar del fuego.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario