John Constable
(1776- 1837) Estudio de un cielo nublado
(1825)
Je crois que si l’on regardait
toujours les cieux, on finirait par avoir des ailes.
Gustave
Flaubert
Cada
lugar sobre la tierra se deja cubrir por su cielo en una forma peculiar.
Sólo
nos percatamos de ello cuando los azares de la vida nos llevan tan lejos que,
como Los Olimareños, podríamos cantar: Este
cielo no es el cielo de mi tierra. Es un vasto telón que siempre da el tono
fundamental de cada paisaje y de cada circunstancia. El paisaje, en
consecuencia, le debe su peculiar contextura a la efectiva configuración del
cielo, que es una atmósfera, una cubierta y una luminaria.
Nuestras
primeras y fundamentales clases de geografía podrían, con provecho, empezar con
la cuidadosa apreciación del cielo, antes aún que la observación de los
recortes del horizonte que habitamos. Comprenderíamos así el lugar habitado
empezando por sus significativos confines y aprenderíamos a interrogar al cielo
cómo es que se presentan las cosas hoy.
Y si
la lección nos aprovechara, quizá acabaríamos
por tener alas.
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