Ángeles Martínez
(1953- ) Calle que da al puerto (s/f)
La ciudad como la vivienda es
un proceso continuado, que no se puede dejar en manos exclusivas ni de gobernantes,
ni de profesionales (arquitectos, urbanistas, etc.) ni de los promotores y
constructores. Y menos aún de los bancos y de los propietarios de suelo. Es la
ciudadanía organizada que debe promover y guiar las dinámicas urbanas.
Jordi
Borja, 2015
En
este sitio se ha defendido la idea que el desarrollo urbano obedece a
diferentes y conflictivos proyectos sociales del habitar, a los que siguen
correspondientes prácticas constitutivas.
Uno
de los aspectos más urticantes es el político. Dicta el buen sentido que es la
propia ciudadanía organizada y participante la debida protagonista de la vida
política urbana. El problema es el cómo.
Y el
problema del cómo no deriva tanto de
la disciplina urbanística, sino de la teoría política y social. Sólo luego de
despejar el problema estructural de la organización política de sociedades
justas pueden emerger las directivas urbanísticas correspondientes. Nunca
antes.
Aunque
nos pese, nuestra ciudad y nuestro habitar en ella, es un resultado del grado
relativo de sensatez política de nuestra sociedad. Las llagas de la ciudad son
las emergencias perceptibles de nuestra inopia sociopolítica actual.
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