Carl
Schweninger jr. (1854-1903) Chismes en el
salón (1903)
En
los palacios museificados de la actualidad nos queda el boato recargado de
otras épocas. Pero también deberían quedarnos los ecos de una sociabilidad
vivaz, aguda y afilada que desplegaba antaño el ámbito que ahora permanece mudo
y vacío.
Los
arquitectos nos formamos contemplando con fruición ciertas magníficas
vacuidades y tendemos injustamente a soslayar la vida de las gentes en los
lugares. Es tiempo que agucemos la imaginación para prestar oídos y
sensibilidad al rumor de la existencia social.
Así,
es esperable que nuestra arquitectura advenga con una correcta y magnífica
vocación de humanidad.
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