El comercio ciudadano está vinculado a las calles
y plazas, a los mercados abiertos y a los centros comerciales integrados en el
tejido urbano, a la galerías y al uso de lugares efímeros par comercios o
intercambios informales. Requiere población, proximidad y diversidad. Si los
centros urbanos tienden a expulsar la población residente y consumidora debido
a la presión de las oficinas públicas o privadas la ciudad pierde su savia
vital, los habitantes y el comercio diario. Si estos centros devienen zonas turísticas,
donde los residentes estables son sustituidos por apartahoteles, pensiones y
hoteles y el comercio diario por tiendas de souvenirs, restaurantes de fast
food y terrazas que monopolizan el espacio público la pervivencia de la ciudad
y de sus centros más significativos corre el riesgo de acabar matando la
gallina de los huevos de oro. El turismo es una actividad intermitente,
estacional y sometida a las modas y a la competencia. Además tiene efectos
depredadores sobre la ciudad, lo cual conlleva la degradación de la oferta. Los
momentos de boom con frecuencia van seguidos de largos períodos de decadencia.
Jordi
Borja1
No hay comentarios.:
Publicar un comentario