Christian
Krogh (1852- 1925) Cansancio (1885)
Nuestra morada es el centro de
los mundos. Desde ella penetramos en el mundo, para luego regresar a ella.
Desde nuestra morada desafiamos al mundo, y a ella volvemos cuando huimos del
mundo. El mundo son los alrededores de nuestra morada. Ella es la que afianza
el mundo. El tráfico entre morada y mundo es la vida.
Vilém
Flusser
Por
‘morada’ se tiene a un lugar de asiento, de detención o residencia algo
continuada en un lugar.
También
significa el lugar donde se habita.
Etimológicamente es afín con el término latino mora ‘tardanza’. La noción es clara y muy adecuada a nuestros
fines: habitar constituye moradas en
un sentido muy amplio: la casa o residencia, sí, pero también el lugar de
trabajo o estudio, incluso un lugar público frecuentado con asiduidad. El
término es amplio y general: se refiere a un lugar y no estrictamente a un
edificio específico. Indica una relación habitual entre una persona y un sitio,
cuando la primera tiene efectivo lugar.
Por
ello, una locución tal como derecho a la
vivienda muda de carácter cuando se la transforma en derecho a la morada. Y quizá esta última expresión aluda a un
derecho humano formulado en una forma más adecuada que la consagrada por el uso
y la legislación.
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