Eva Rubinstein
(1933)
La vista aísla mientras que el
sonido incluye; la vista es direccional mientras que el sonido es
omnidireccional. El sentido de la vista implica exterioridad, pero el sonido
crea una sensación de interioridad. Contemplo un objeto, pero el sonido me
llega; el ojo alcanza, pero el oído recibe. Los edificios no reaccionan a
nuestra mirada, pero nos devuelven nuestros sonidos al oído. "La acción
concentradora del oído [ ...] afecta a la percepción que el hombre tiene del
cosmos -escribe Walter Ong-. Para las culturas orales, el cosmos es un suceso
progresivo con el hombre en el centro.
Pallasmaa,
2005
El
cotejo crítico de las diferentes sensaciones brinda interesantes conclusiones
iniciales.
Mucho
se ha insistido en saber ver la arquitectura, pero nada se ha dicho, hasta
ahora, de prestarle oídos. Y, sin embargo, una vez que uno repara en ello,
resulta que en verdad oímos todo aquello que percibimos con el auxilio de la
reverberación local de las notas en el lugar. Y vaya si resulta peculiarmente hondo
y entrañable un lugar allí donde don Arthur Rubinstein podría ensayar con
comodidad.
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