Paraje de
Nueva York con mural de Eduardo Kobra
Nuestras
ciudades suelen tener parajes erróneos, traspatios ominosos, regiones proclives
a suscitar el miedo entre los sensatos.
Por
lo general es que tales sitios se despueblan de entereza ciudadana: mejor no transitar por ciertos no-lugares.
Se vuelve prudente dejar tales posiciones a los modos dudosos de vida
ciudadana. Ciertos comercios, ciertos abusos, ciertas violencias tienen allí
emplazamiento, soberanía equívoca y soslayo medroso.
Es
acaso imperioso que reconquistemos, con reforzada entereza, algunas de estas
regiones para la serena vida urbana.
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