¿Minha casa,
minha vida?
Los sectores populares, de
bajos ingresos, son los que más necesitan de la ciudad. Es una aberración
contraria a la lógica, a la justicia y a la cultura ciudadana promover
conjuntos de vivienda social en las periferias sin calidad de ciudad; en zonas
reservadas, sin centralidades propias y sin convivir con los sectores medios y
altos de la sociedad. La mezcla es la razón de ser de la ciudad, un lugar de
gentes libres e iguales. La ciudad debe ser reductora de las desigualdades
Jordi
Borja
El
camino del infierno está empedrado de buenas intenciones, dicen.
Por
eso es preciso andar con cuidado. No sea que por cosificar indebidamente las
demandas de una vida digna, se propongan infamantes guetos residenciales,
indecorosas muestras de no-ciudad para quienes precisamente más la necesitan.
“Soluciones”
indecorosas son afrentas, más que respuestas a las demandas sociales. Es
preciso un esfuerzo denodado e integrador para acondicionar nuestras ciudades
con lugares decorosas en beneficio de nuestra condición superior de seres
libres
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