Olimpia, Grecia,
2015
En
Olimpia hemos recuperado del fondo de la memoria el perfume de los añosos
árboles, una cierta cualidad del aire y de las sombras que nos hizo habitar la
memoria.
Porque
hubo una época —ya muy lejana, pero tan entrañable— en que la práctica del
atletismo era algo más que educación física. Era un componente fundamental de
un proyecto de formación. Un capítulo juvenil en una Bildungsroman. Una forma de la esperanza.
Para
todos aquellos que alguna vez en nuestra vida nos propusimos vencer nuestras
propias marcas, Olimpia es una oportunidad para ingresar en la habitación de la
memoria.
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