Rituales eficaces

Leopold Horovitz (1837- 1917) El estudio del artista (1868)

El amor no es repetición. Cada acto de amor es un ciclo en sí mismo, una órbita cerrada en su propio ritual. Es, cómo podría explicarte, un puño de vida.
Mario Benedetti
A las prácticas habituales del cuerpo les rodea un aura de una muy tenue magia: los hábitos son rituales eficaces, más que simples operaciones mecánicas.
Nos creamos el mundo con esfuerzos recurrentes: hay en los lugares una dimensión ergotópica, esto es, la dimensión que da cuenta del trabajo que nos insume vivir los lugares. Toda actividad tiene, en el espacio y el tiempo, una recurrencia que se asocia a un hábito y éste tiene un valor especial que es más que su puro y simple resultado práctico. Se hace lo que hay que hacer, de la forma debida: aquí se formula, por ejemplo, un ritual eficaz para preparar la comida, para consumirla y para aprovecharla mucho más allá de las determinaciones insoslayables de la pura subsistencia.

Parte indisociable de los rituales es el dónde, esto es, el lugar allí donde el acto cobra todo su sentido. Y quien pregunta por el dónde de los rituales eficaces de la vida, está inquiriendo por la arquitectura, en su aspecto más propio.

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