Es
necesario, acuciante, insoslayable; debe
escucharse la voz de los habitantes.
No
sólo se trata de registrar requerimientos, se trata de indagar a fondo en el
deseo, en la memoria, en los afectos y en la propia sabiduría del cuerpo.
Para
ello, debe tenerse paciencia y método.
Porque
es en el fondo del alma en donde reside la clave de cualquier proyecto de lugar
para habitar.
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