San Marco,
Venecia, 2017
Gran
parte de nuestra insatisfacción con la arquitectura contemporánea la
adjudicamos a la repetición banal de elementos casi insignificantes que dan
lugar al mayor de los aburrimientos.
Pero en
las Procuratie de la Piazza San Marco, en Venecia, la repetición, frenética y
firme, inclemente y graciosa, obstinada y elegante nos abofetea el juicio. El
problema, en verdad, no es la repetición de los elementos, sino en la
constitución formal de aquello que se repite. Me gusta sospechar que existe una
regla oculta, arcaica y rigurosa en la cantidad y cadencia de los pasos que se
dan de pilar a pilar, en la sagaz proporción de las alturas, en la nobleza y
generosidad de las profundidades perspectivas que se abren a la marcha calma.
Todo esto
está a la vista, sólo que se escabulle tras el velo de nuestra propia
ignorancia.
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