El discreto encanto del establecimiento gastronómico

William Glackens (1870–1938) En lo de Mouquin (1905)

Hay en el origen de toda propuesta gastronómica un hondo gesto humano solidario: confortar al visitante con atención, alimento, bebida y alojamiento.
Claro que este ademán fundamental se reviste de diferentes fisonomías según las condiciones sociales e históricas. Son los valores connotados los que dominan la escena.
Nuestro actual estadio civilizatorio tiende a explotar las connotaciones burguesas como si se tratase de las formas dominantes del decoro. Así, se desliza, de modo aleve, del decoro a la elegancia y de allí a la exclusión.

Pero cabe pensar y ansiar que haya alternativas en el futuro y que se recobre, más temprano que tarde, la profunda denotación antropológica de origen para informar a un decoro post burgués.

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