El urbanismo de las consignas verbales

Ilustración de Smart City
Todo muy encantador, sólo que no se ve la gente por ningún lado

En los documentos oficiales de HABITAT existen infinitos “conceptos” de: ciudad sustentable, ciudad segura, ciudad inteligente, ciudad resiliente, ciudad humana, ciudad democrática, ciudad amigable, ciudad competitiva, ciudad autónoma, ciudad innovadora, ciudad creativa, ciudad del conocimiento, ciudad de la palabra, ciudad dormitorio, ciudad universitaria, ciudad de las artes, ciudad emergente, ciudad equitativa, ciudad inclusiva, ciudad histórica, ciudad de oportunidades, ciudad sostenible, ciudad compacta, ciudad sustentable, ciudad patrimonial, ciudad de todos, ciudad dispersa, ciudad educadora, ciudad vieja, ciudad verde, ciudad a escala humana...
Fernando Carrión, 20161

Existe un peligroso proceso de sobresimplificación que trata de presentar el caso de la ciudad contemporánea como si de un problema unidimensional se tratara. Para ciertas mentalidades, la complejidad social y política de una ciudad debe transformarse en un problema relativamente sencillo, como primer paso para ofrecer una falaz “solución”, sin la cual no hay urbanismo propositivo claro, contundente y “realista”.
El verdadero problema es que el conseguir para todos sin excepción un estructurado conjunto de lugares para vivir en condiciones adecuadas, dignas y decorosas supone una crítica asunción política que aboga por el cambio social. Para todos aquellos que se apartan de la perspectiva del cambio social como de la propia peste, queda siempre la coartada tecnoburocrática tan presente en la llamada Nueva Agenda Urbana..
Así se seguirá llenando el espacio vacuo de los organismos internacionales de voces y de ecos. Mientras tanto, las ciudades de huesos, carne y piel humanas siguen alimentado, empecinadamente, la indignación, el estupor y la ferocidad que alumbrará, dolorosamente, la idea de un nuevo mundo, más y mejor vivible.

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