Barrio
Ejército de los Andes, conocido popularmente como Fuerte Apache, Buenos Aires,
Argentina
La sustitución del urbanismo
por la arquitectura es una regresión en todos los sentidos: cultural, social,
política. El urbanismo es un conjunto de actuaciones públicas de carácter
político. Se deben traducir en sus dimensiones físicas, sociales, jurídicas, financieras, etcétera y en un
marco democrático que merita debate ciudadano. El urbanismo no lo deciden los
profesionales a partir de su saber técnico. La técnica es imprescindible pero
puede servir para lo mejor o para lo peor.
Jordi
Borja, 2015
En
nuestra Facultad de Arquitectura nos han inculcado que el urbanismo es una
suerte de fase superior de la arquitectura.
Esto
no deja de resultar una muy peligrosa semiverdad. En efecto, es común que en la
disciplina urbanística se desempeñen arquitectos especialmente calificados y
también es frecuente que haya exitosos profesionales que se tienten con la idea
de proponer con entusiasmo múltiples propuestas sobre el desarrollo urbano.
Pero
el geógrafo Jordi Borja señala, con acierto, que es una regresión la sustitución del urbanismo por la arquitectura.
Porque la naturaleza íntima del urbanismo es política y no arquitectónica. El papel de la disciplina
arquitectónica a escala urbana es servir de expresión
de este contenido político.
Por
ello, todo urbanista es, primero, un actor político y sólo luego, un profesional especializado. Pero la específica
formación política, en el seno de nuestra Facultad, brilla aún por su ausencia.
Y esa ausencia o silencio académico y formativo no es otra cosa que formación
de tecnoburócratas.
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